¿Qué queremos?: vida y trabajo. Una de las características de las catástrofes es que facilitan la identificación de las prioridades. En esta terrible pandemia, donde el contagio letal masivo es una realidad, la prioridad uno es hacer los máximos esfuerzos para asegurar la salud y vida de cada persona. Lamentablemente nuestra región está entre las regiones con más casos de contagios y fallecidos. Las cuarentenas, lavado de manos, teletrabajo, reducción de movimiento de personal, suspensión de actividades masivas, protocolos de seguridad en las empresas, uso de mascarillas, suspensión de clases, son parte del compromiso que todos debemos priorizar y respetar hasta conseguir frenar los contagios y fallecimientos.
Es cierto, debemos vivir, pero la evolución de esta crisis también nos ha ido dejando muy en claro que no basta esa prioridad, las personas necesitan comer y para ello necesitan los ingresos que da el trabajo (prioridad dos). Los subsidios de emergencia no son sostenibles, se agotan en el corto plazo porque el estado también necesita ingresos y esos, sólo los brinda el trabajo. Las últimas cifras ratifican que nuestra región sigue liderando las tasas de desempleo en el país, con pérdidas que superan los 40.000 empleos en el último año. Además, el trabajo humaniza, dignifica, integra y desarrolla a las personas. Vida y trabajo son los dos objetivos que la región debe priorizar.
¿Cómo lo lograremos?: Con más cluster minero y con más inversión productiva y social.
Para la reactivación económica y social en nuestra región se deben fortalecer los encadenamientos productivos con prioridad en las empresas regionales y en el empleo local. Esta regionalización del cluster minero, significa tomar decisiones corporativas que minimicen las filtraciones hacia otras regiones. Toda la cadena de producción debe priorizar la contratación de proveedores y mano de obra local. Esta es una responsabilidad de todas las empresas e instituciones localizadas en nuestra región. Sin duda, las empresas mineras son claves, pero a ellas deben sumarse otras importantes empresas que han estado ausentes del compromiso regional: Bancos, Afps, Isapres, Grandes Tiendas Comerciales, Farmacias, Grandes Contratistas.
En paralelo, debemos aumentar la inversión. Concretamente, se deben reiniciar los proyectos que estaban en marcha y que fueron suspendidos; agilizar la tramitación y aprobación de los proyectos en cartera; ejecutar un robusto paquete de proyectos de inversión pública y, dar inicio a un muy agresivo y seductor plan de promoción de la región de Antofagasta como destino para nuevas inversiones, donde el suelo fiscal y Exponor 2021 (con Alemania como país invitado) deben jugar un rol muy destacado.